Derivación ambiental de la discapacidad intelectual.
La discapacidad intelectual cuya etiología no viene determinada por factores
biológicos, suelen asociarse a distintos tipos de deprivación psicológica, social y lingüística.
La hipótesis de la «de privación sociocultural» (Deutsch, 1967) sostiene que las
deficiencias cognitivas y verbales que presentan las minorías raciales y los sectores sociales
empobrecidos tienen su origen en los déficits ambientales durante la primera infancia.
La marginación y la pobreza por sí solas no son causas de déficits cognitivos y bajo
rendimiento escolar, pero sí las circunstancias que las acompañan como la mala salud, la
deficiente crianza infantil, la falta de estímulos adecuados y la sensación general de
desamparo.
Investigaciones realizadas confirman la hipótesis de que la discapacidad intelectual es una
progresión intergeneracional en la que las deficiencias de estimulación social y educativa se
transmiten durante la infancia a los niños que proceden de entornos con estatus
socioeconómico desfavorecido.
Los factores que determinan la discapacidad intelectual de
origen ambiental o psicosocial (según Greenwood, Hart, Walker y Risley, 1994) son:
- Escasos cuidados de los progenitores, que ocasionan un bajo desarrollo
del vocabulario durante la primera infancia.
- Prácticas educativas que generan pocos hábitos de estudio durante los
años que dura el aprendizaje.
- Bajo nivel de rendimiento escolar, fracaso y abandono precoz.
- Descendencia propia y repetición del mismo patrón en la generación siguiente.
Esta hipótesis ha sido apoyada por McDermott (1994) quien señala que «un amplio
porcentaje de los casos de discapacidad intelectual se deben a causas ambientales, y sobre
todo a condiciones desfavorables durante los primeros años de vida».
Por otro lado, Grossman (1983) señala que un ambiente estimulador puede compensar
tempranos déficits de organismos inmaduros; para niños deprivados, el impacto de factores
biológicos y sociales es aditivo.
Investigaciones actuales demuestran con claridad que los efectos de la deprivación
sociocultural pueden ser modificados y compensados, en gran parte, por medio de
programas de enriquecimiento cognitivo (Feuerstein y cois. 1980; Zigler y Styfco, 1995).