Deshidratación.
Significa que el cuerpo no tiene el líquido suficiente. Eso puede pasar si se ingiere menos líquido del que elimina a través de vómitos, diarrea, fiebre o transpiración. La deshidratación puede ser leve y fácil de corregir, moderada, o severa y potencialmente mortal. Los bebés y los niños pequeños son más propensos a la deshidratación que los adultos.
Los bebés pueden deshidratarse peligrosamente rápido.
Si el bebé sigue perdiendo más líquidos de los que ingiere, la deshidratación puede empeorar y llegar a producir manifestaciones graves como convulsiones o coma.
Sintomas:
- Ojos hundidos.
- Disminución de la frecuencia de micción (pañales secos).
- Puntos hundidos en la zona de la fontanelas de la cabeza.
- Ausencia de lágrima al llorar.
- Boca seca y/o pegajosa.
- Disminución de la actividad física.
- Mayor irritabilidad.
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