sábado, 2 de abril de 2016

Trastornos desmielinizantes.

Trastornos desmielinizantes. 

La inmensa mayoría de recién nacidos llegan sanos a este mundo. Pero a veces los lactantes desarrollan trastornos ya que sus sistemas inmunitarios no están suficientemente maduros para hacer frente a las bacterias, virus y parásitos que provocan las infecciones, que hacen necesario practicarles pruebas médicas y aplicarles los tratamientos adecuados.

Estreptococos del grupo B:


Los estreptococos del grupo B son un tipo de bacterias bastante frecuente que pueden provocar diversas infecciones en los recién nacidos. Entre las más frecuentes, cabe mencionar la septicemia, la neumonía y la meningitis. 
Los bebés suelen contraer la infección a partir de sus madres durante el parto —muchas mujeres embarazadas tienen estas bacterias en el recto o la vagina, desde donde las pueden contagiar fácilmente al recién nacido. 
Los bebés con este tipo de infecciones a menudo presentan signos de infección durante la primera semana de vida, aunque algunos no desarrollan ningún síntoma hasta al cabo de varias semanas o meses. Dependiendo del tipo concreto de infección (neumonía o septicemia, por ejemplo), los síntomas pueden incluir dificultad para respirar o para alimentarse, fiebre alta, rigidez o inquietud inusual.

Listeriosis:


La infección por la bacteria Listeria monocytogenes puede provocar enfermedades como la neumonía, la septicemia y la meningitis en los recién nacidos. 
Los bebés pueden contraer la listeriosis si sus madres se contagian durante el embarazo. En los casos más graves, la listeriosis puede provocar un parto prematuro o de un bebé muerto. Los bebés que nacen con listeriosis pueden presentar signos de infección similares a los provocados los estreptococos del grupo B.

Infección por E. coli: 


Escherichia coli (E. coli) es otra de las bacterias responsables de algunas infecciones neonatales habituales y puede provocar infecciones del aparato urinario, septicemia, meningitis y neumonía. 
Todo el mundo tiene bacterias E. coli en el cuerpo, y los bebés se pueden infectar durante el alumbramiento al pasar por el canal del parto o al entrar en contacto con las bacterias en el hospital o en casa. La mayoría de recién nacidos que enferman al contraer una infección por E. coli tienen sistemas inmunitarios especialmente débiles que los hacen especialmente proclives a contraer infecciones y a enfermar.

Meningitis: 


La meningitis es una inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Puede estar provocada por virus, hongos y bacterias, incluyendo Listeria, los estreptococos del grupo B y E. coli. Los recién nacidos pueden contraer uno de estos patógenos durante el parto o bien del entorno, particularmente si tienen un sistema inmunitario debilitado que los hace más proclives a las infecciones.

Septicemia: 


La septicemia es una infección grave y generalizada en la cual los gérmenes se extienden por la sangre y los tejidos del cuerpo. Puede estar provocada por virus, hongos, parásitos o bacterias. Algunos de estos agentes infecciosos se adquieren durante el parto, mientras que otros proceden del entorno del recién nacido.






Las infecciones neonatales que no se tratan precozmente o que se extienden por el organismo del bebé pueden tener graves consecuencias. Puesto que el cuerpo y los órganos de los recién nacidos experimentan un rápido desarrollo, cualquier interrupción de ese proceso puede provocar complicaciones, incluyendo problemas de crecimiento y desarrollo, neurológicos, cardíacos, respiratorios y sensoriales. En algunos casos muy graves, las infecciones neonatales pueden ser mortales.


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